Una aproximación en clave decolonial
I. La norma y la alternativa
Por regla general los análisis convencionales sobre el racismo antigitano desembocan en posturas que escapan al debate ideológico y político. Desde nuestro punto de vista, cualquier mirada que se proponga cortocircuitar de manera frontal el discurso racista no puede sino abordar el núcleo ideológico desde el que germina el problema en cuestión: el rechazo del poder al carácter subversivo de la diferencia.
En primer lugar es menester recuperar una actitud rigurosa y crítica ante el pasado histórico.
Muchos de los acontecimientos más importantes relacionados con la vida y muerte del Pueblo Gitano han sido analizados desde prismas externos, coloniales y paternalistas, cuando no meramente folklóricos.
A través de la Guía de recursos contra el Antigitanismo, trabajo puesto en marcha gracias al impulso de la Federación Autonómica de Asociaciones Gitanas de la Comunidad Valenciana (FAGA), no nos proponemos otra cosa que recuperar las líneas rojas desde las que abordar el antigitanismo, no como un simple conjunto de sucesos aislados, sino como una antigua ideología con profundas raíces históricas, filosóficas y políticas.
No obstante, en contra de lo que pudiera parecer, no atendemos a las miserias e intrigas de nuestro pasado para aplicarlo al presente de forma romántica y anacrónica. La intención, particularmente ambiciosa, es poner al descubierto la lógica aplastante que paradójicamente nutre la irracionalidad del antigitanismo; esta es, Europa no ha querido sanar sus heridas, por lo tanto hoy sangran y se vuelven a abrir. Mantenemos que, según una lectura crítica de la historia articulada desde una óptica decolonial, el antigitanismo tiene su origen en el surgimiento de los estados-nación modernos. Así bien, éste no puede desligarse de las dinámicas puestas en funcionamiento para llevar a cabo los otros genocidios sobre los que se construyó el continente europeo, mucho antes del Holocausto (Porrajmos/Samudaripen en rromanó) perpetrado por los nazis durante la Segunda Guerra Mundial.
II. La revisión de la historia y la reinterpretación del presente
Hechos como la denominada Re-conquista de Al Andalus, la expulsión de los judíos, la conversión forzosa de los moriscos; el colonialismo en las Américas y en Asia, la esclavitud de millones de personas africanas; la quema de brujas y la persecución antigitana no representan sino algunas de las dimensiones menos atendidas del reverso cultural correspondiente a la aparición de un sistema económico, social político denominado Capitalismo. Basándonos en los trabajos de intelectuales y activistas políticos de renombre como Enrique Dussel, Ramón Grosfoguel, Silvia Federici, entre tantas otras, intentamos rescatar el análisis sobre el antigitanismo de las dinámicas asistencialistas en las que un número elevado de ONG´s lo han mantenido recluido.
De la misma manera, observar de forma crítica nuestro presente implica, como advirtió Marx, llevar a cabo el esfuerzo necesario por transformarlo. El auge contemporáneo de los sucesos antigitanos paradigmáticos desde el 2008 representa un recrudecimiento de arcaicas dinámicas europeas enfrentadas tibiamente por la clase política. Es posible que estas palabras sean acogidas con reservas a causa de su dureza. Empero, no hablamos así para llevar al lector hacia la impotencia en la que desemboca el sufrimiento, sino para explicar su por qué y situarlo en el mapa geopolítico correspondiente. Expulsiones en masa, linchamientos colectivos, criminalización mediática, acoso policial, esterilizaciones forzosas; el pasado narrado vuelve a reproducirse en la actualidad con pasmosa facilidad ante la atónita mirada de la Europa antirracista. No basta con horrorizarnos, el desafío es explicar el horror para desanudarlo por completo.
Normalmente, de forma especial en nuestras geografías, los esfuerzos mayoritarios son dirigidos a incorporar a la población gitana al estilo de vida medio de la sociedad mayoritaria. Evidentemente, no podemos sino alegrarnos sinceramente de que tanto personas gitanas como no gitanas puedan mejorar sus condiciones materiales. No obstante, somos conscientes de que el estado en el que se encuentra una gran parte de nuestro Pueblo no obedece a causas azarosas. Es por eso que, como observadoras/es gitanos, lo que nos corresponde es recordar una y otra vez lo evidente: el antigitanismo no es un problema gitano. Lógicamente, teniendo en cuenta lo anterior, debemos reconocer que será imposible transformar de manera radical las vidas de las gitanas y gitanos si no se combate el antigitanismo.
El antigitanismo es un problema de la sociedad mayoritaria. Crecemos en una sociedad que acostumbra a tratar los síntomas pero no la enfermedad. Cierto es que debemos resolver los desequilibrios que alejan a la población gitana de la no gitana. Pero será absolutamente inútil si no afrontamos de raíz la causa de tal desequilibrio. “Mantenemos que la situación de indefensión y exclusión en la que se encuentran numerosos segmentos de nuestro Pueblo obedece a las consecuencias del antiguo y persistente fenómeno del racismo antigitano. Sostenemos que el mayor problema del Pueblo Gitano no son la desnutrición infantil, el analfabetismo, el abandono escolar, la pobreza o la indefensión, sino la causa y el origen de todo ello: el antigitanismo. Además, venimos a afirmar sin titubeos que éste es uno de los problemas fundamentales y más alarmantes de Europa en su conjunto.” (Guía de Recursos contra el Antigitanismo, 2014)
III. ¿Qué es el antigitanismo?
Tal y como afirma el profesor Marcus End (2010) “es necesario entender el antigitanismo como una ideología, una forma de comunicación, un set de imágenes y estereotipos que han sido construidos, perpetuados y reafirmados por las sociedades mayoritarias.” ¿Por qué repetir, asegurar y advertir, una y otra vez, sobre esta cuestión? El enfoque tradicional ha sido puesto de forma reiterativa sobre el Pueblo Gitano. Llega el momento de redirigirlo hacia el lugar que le corresponde: la sociedad gadji. El antigitanismo, así como cualquier otra forma de racismo, tiene su origen en las nuevas necesidades dialógicas del poder, articuladas en base a su proyecto cumbre: la creación de las identidades nacionales dominantes.
Se trata de atender la dimensión oscura, negada e invisibilizada de lo identitario: nos construimos frente a otros/ as, contra otros/as, por encima de otros/as. No se puede obviar lo evidente, el poder necesita disciplinar, aniquilar y coaccionar aquellos elementos sociales que no encajan en su mapa político. En el caso de las identidades dominantes, la historia ofrece innumerables ejemplos de cómo se pone en marcha la máquina de la homogeneización para construir un nuevo imaginario colectivo. Los discursos se imponen férreamente sobre la propia vida.
En el caso del Pueblo Gitano, “lo gitano” como discurso no gitano creado desde el exterior sobre los gitanos y gitanas, personas de carne y hueso, cumple una función primordial: la creación de una identidad antagónica, conflictiva e irremediablemente incompatible con los valores de la sociedad ideal. Lamentablemente, incluso los sujetos subalternos terminan por asimilar dicho discurso, justificando así ante la mirada mayoritaria el ataque sobre sus propias vidas.
Es indispensable generar nuevas estrategias de lucha contra el antigitanismo que lo hermanen con todas aquellas nobles batallas cuyo corazón late al compás del lema zapatista: construir un mundo donde quepan muchos mundos. Para ello debemos revisar nuestras concepciones políticas y escuchar las voces de las víctimas, los negados: los que resisten. Ellas y ellos son los que atesoran las claves para su propia liberación.
Helios F. Garcés
Estudiante de filosofía